Nocturno Cuatro

Calzados con alpargatas de tela y llanta, los dos chavales corren cuesta abajo, por el camino boscoso paralelo a la imponente cascada Chorro Alto. Pronto caerá la noche. Su misión es averiguar por el estado de salud de Leticia, abuelita de avanzada edad. Tienen instrucciones precisas. Pernoctar en casa de la venerable y madrugar para luego ir a la escuela.

Lo que no tenían previsto, era que uno de los hijos de la abuelita, habia llevado a una mozuela para el cuidado de su madre.

Esto, llevó a su máxima expresión la timidez de los jovencitos.

Cenaron mazamorra de tallos, nabos y habas.

Ellos lo hicieron en silencio y casi acurrucados, mientras Ella, los miraba con intimidante picardía.

Faltaba enfrentar por los achantados amigos, una situación aún más complicada. Debían dormir los tres en una amplia cama de chuclas y de esteras y tapados con una montaña de trapos inútiles.

La abuela les advirtió que debían dormirse rápido, pero la jovencita citadina, tenía la particularidad de la vigilia.

En ocasiones, las noches son eternas.

En ocasiones, el amor florece…